Darna Ong. Tanger, Marruecos.

Los desheredados de Marruecos
Son conocidos como niños desheredados porque el sistema se olvidó de ellos. Sufren la pobreza, la violencia física e incluso sexual, la ausencia de afecto o el abandono de la familia. Acaban viviendo en las calles, que se convierten en su modo de vida, y en un punto de encuentro con el infierno. Terminan sumergiéndose en la delincuencia, la prostitución y el consumo de drogas.

Cobertura de diferentes eventos y de la labor llevada a cabo por la fundación con estos niños y jóvenes de la calle en riesgo de inclusión, mediante programas de formación en integración social con especial atención a la protección de los derechos básicos de esta población en situación de riesgo.

Es una realidad con la que se convive a diario en Tanger, aunque se hace extensible al resto de ciudades del Magreb: grupos de menores, junto a los mercados de abastos de la ciudad, enganchados a la cola que inhalan mediante bolsas de plástico transparentes. También otros niños deambulan de aquí para allá, llamando a las ventanillas de los coches, con un paquete de pañuelos en la mano y un bote de pegamento en el bolsillo.

Sumergidos en la miseria, e inhalando constantemente, anestesian sus emociones y se olvidan de la sordidez que les rodea.
Cuando se les agotan las posibilidades de supervivencia, tantean la posibilidad de cruzar el azaroso estrecho subidos en una barca hinchable de juguete, en los bajos de un autobús o camión, o como polizones en uno de los ferrys que a diario atraviesan el mar que separa España de Marruecos.

© xuangutierrez

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